Empecemos hablando de la diferencia entre colcha y edredón, que, aunque visualmente parecen lo mismo y en definitiva cumplen la misma función que es la de cubrir y vestir la cama, no son lo mismo. La principal diferencia es el relleno y la época del año en el que podemos usar cada cosa. La colcha no suele tener relleno, es más ligera y se suele usar en verano. El edredón tiene un relleno entre las capas de tejido, esto lo hace más pesado y por lo tanto, ideal para las frías noches de invierno.
Las colchas pueden ser lisas, estampadas o de Jacquard, donde el dibujo que decora la pieza puede ir desde diseños más geométricos a ornamentales más elaborados.
Portugal, siempre ha sido uno de los principales productores de colchas, de ahí, la famosa “colcha portuguesa” que suele ser de algodón, lo que hace más transpirable, cómoda y suave, dando un toque de estilo a nuestra cama. De una colcha portuguesa percibimos profesionalidad, artesanía, tradición y elegancia.
Usar una colcha hace que nuestros dormitorios sean elegantes, puedes apostar sobre seguro con el color blanco, crudo o gris, pero también puedes optar por otros colores como el azul, granate o verde. Siempre recomendamos que sean tonos empolvados o rebajados, que no veamos una masa de color demasiado protagonista en nuestro dormitorio.
A la hora de elegir la colcha que mejor se adapte a tu cama, hay que tener en cuenta la medida del colchón, por ejemplo, para una cama de 150 cm lo ideal es que la colcha sea de entre 240/250 cm de ancho x 260/270 cm de largo. El largo de la colcha, independientemente del ancho de la cama, suele mantenerse en esa medida, variando el ancho, donde lo ideal es que sea entre 90/100 cm más que el ancho total del colchón. Así para una cama de 90 cm la colcha ideal sería de 180/190 x 260/270 cm.
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